lunes, 1 de noviembre de 2010

Al Prof Ermilo Sandoval Lopez

SIEMPRE HAY ALGO QUE DECIR
Felipe Vera Martínez

ERMILO SANDOVAL LOPEZ.

Queridos amigos lectores: escribir estas líneas me resulta muy doloroso, el 15 de julio del presente año, dejó este mundo terrenal, quien fuera forjador de hombres y mujeres de bien, por muchas generaciones desde la primaria y secundaria. Iniciador de proyectos educativos de alto contenido como no hay en este momento. ERMILO SANDOVAL LOPEZ, champotonero de nacimiento, pero fue un ciudadano del mundo. Digo esto porque en muchas partes de la república dejó huella profunda en la educación. Recuerdo cuando se habló de fundar una escuela secundaria federal en el edificio del glorioso LICEO CARMELITA. Ahí en 1969, se abrieron sus puertas para dar paso a la Secundaria Federal No. 5, su fundador y director un personaje para mi desconocido, alto y fuerte como un roble, pero con una sonrisa angelical, así era el maestro Ermilo, respetuoso, amable, conciliador, consejero. Durante casi los tres años tuve una magnífica relación, más que de maestro, de padre a hijo, esa era mi apreciación y era recíproca, porque con el paso de los años, antes de terminar la secundaria fue cambiado a Campeche donde fundó otra secundaria federal, sólo faltando unos meses para que terminara el ciclo. Pero nuestro cariño y amistad nunca se opacó, al contrario, yo tomé el rumbo hacia la capital del país a continuar con la preparación profesional, siempre me mantuve en contacto con él, en mis viajes a la capital de Campeche, procedente del D.F. nos reuníamos y platicábamos de la política, de la cultura de nuestro estado y de su preocupación por el desarrollo y fortalecimiento de la educación. A cuarenta años de haber salido la primera generación, el liceo Carmelita fue el escenario para recordar las risas de aquellos chamaquillos escandalosos de los años 70`s., en junio de 2008 más de 70 compañeros de generación nos cooperamos para una deliciosa cena a la que concurrió con su inseparable Amira, esposa, secretaria, amante y amiga durante sus 50 años de matrimonio, el maestro venía recuperándose de una “trombosis vásculo cerebral“ de la que pocas secuelas quedaron perdiendo un poco la memoria, pero esa noche de junio vivió al máximo la emoción del reconocimiento de sus alumnos, que los vio convertidos a todos en profesionistas, declamó de la mano de su esposa, esos largos poemas que solía memorizar, recuerdo que la maestra me decía que no debía emocionarse mucho pues podría tener una fuerte recaída por las emociones fuertes. Esa fue una noche inolvidable, fotos con todos sus alumnos, recordando anécdotas. Semanas después lo volvería a ver en su casa de Campeche, ya para finalizar el año. El 20 de abril de 2009 murió la maestra Amira, víctima de una enfermedad de la cual ya no se recuperó. Me llegó tarde el aviso, me trasladé a la capital a saludarlo y lo encontré física y moralmente deshecho. Volvimos a platicar muchas cosas de ellos, de sus viajes, de sus estadías en varios estados de la república y de lo mal que se sentía, por haber perdido a su inseparable compañera. En el mes de agosto vino a Ciudad del Carmen a la presentación del libro “CAZADOR DE TEMAS” de un servidor y también fue una noche llena de emoción, posteriormente al otro día tuvimos un desayuno con algunos compañeros en el hotel donde se hospedaba, quedando en el acuerdo que volveríamos a reunirnos en el mes de julio de 2010. De pronto me llama y me dice que se encuentra en los Cabos B. S. en donde radica su hija Amira. En el mes de junio volvimos a tener una plática y me dijo que quizá no volveríamos a vernos, sentí un dolor muy profundo porque sus palabras eran ya la despedida de esta tierra, preocupado a finales de junio le llame y me contestó su hija Amira, estaba en cama y ya no quería hablar con nadie. La tristeza invadió mi ser porque sentía que perdía a un amigo, a un maestro pero sobre todo a un padre, el 15 de julio a las 3 de la tarde me llamó su nieta Amira avisándome de su muerte, día fatal para mí, a las 4.30 de la tarde falleció mi padre y de nuevo a las 7 de la noche suena el teléfono, llamada desde los Cabos, su hija Amira con profundo pesar me informaba de la muerte del maestro ERMILO SANDOVAL LOPEZ. A sus hijos Amira y Ermilo les digo en nombre de todos mis compañeros de generación, “tienen muchos hermanos”, porque en esa época Amira venía con ellos muy chiquita y desfilaba con nosotros y los maestros, Ermilo ya un poco más grande. Que el gran arquitecto del universo los tenga en su santa gloria y la luz ilumine a mis dos hermanos que llevaran el apellido en alto, de un campechano ejemplar, hombre querido por muchas generaciones de alumnos en gran parte del país donde sembró la semilla del saber. Es cuanto descansen en paz. ERMILO SANDOVAL LOPEZ Y AMIRA ESPADAS DE SANDOVAL.

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